Hoy te escribe Mariana, y quiero dejarte un recordatorio que a mí me ha servido mucho últimamente: todo es cuestión de perspectiva, y tenemos la capacidad de elegir cómo ver las cosas.
Este pensamiento ha estado rondando mi cabeza los últimos días:
Nos hemos acostumbrado tanto a esperar lo peor. A asumir que algo va a salir mal antes de siquiera intentarlo. A creer que si algo duele o incomoda, es porque no debería estar pasando. Pero, ¿y si hiciéramos lo contrario?
¿Y si nos diéramos permiso de imaginar lo mejor?
Porque muchas veces lo que cambia no es la realidad en sí, sino cómo la pensamos.
Y quiero compartir contigo algunos ejemplos de perspectivas que me he cachado que tengo y cómo he cambiado mi perspectiva sobre ellas.
✨ Esto me pone nerviosa → Esto me emociona y me hará crecer
✨ Estoy abrumada → Estoy expandiendo mi capacidad
✨ Esto se siente incómodo → Aquí es donde sucede el cambio
✨ Aún siento que me falta muchísimo por hacer → Mira todo lo que estás logrando y lo mucho que has avanzado
Con estos pequeños cambios de perspectiva no sabes la manera en la que cambia tu experiencia. A mí me ha traído muchísima paz. He entendido que la forma en que piensas transforma la manera en la que ves, y vivir desde ahí se siente mucho más ligero.
Así que te comparto esto para que tu también puedas aplicarlo en tus días y hacer ese “pequeño” pero gran cambio de perspectiva.
Y te aseguro que eso traerá más calma y más confianza a tu vida.
Te mando un abrazo grande,
Mariana